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Garrapatas políticos, el fin de un lastre. Jesús Hernández

Esos que se agarran al poder político, mediático y económico, algunos los llaman casta o del régimen, yo los llamo garrapatas
Esta especie no es nueva, ni mucho menos, lleva siglos conspirando contra el resto de la humanidad. Hombres como Julio Cesar que mandó asesinar a sus propios senadores para que no le quitaran el poder, o el ejemplo del rey de Francia, Luis XIV, que en sus memorias afirmaba que “no hay gobernador que no cometa alguna injusticia, soldado que no viva de forma disoluta, señor de tierras que no actúe como un tirano” dando por hecho la corrupción como modo de vida.
Garrapatas que se agarran al poder del control sobre otros, auténticos chupa sangres de un sistema infestado que lleva siglos irrumpiendo en la cabeza de muchos y que aún la humanidad no les ha encontrado una cura final.
Esas garrapatas que al terminar de ser cargos públicos se convierten en directores y asesores de grandes empresas multinacionales, los mismos que al terminar de ser diputados en el parlamento español tienen una pensión de por vida, no dejan de chupar del bote.
Personas que empezaron hablando en medios de comunicación defendiendo a sus vecinos, hoy ocupan puestos de concejales en ayuntamientos y encima bajo la ilegalidad, permitida por un partido que alimenta toda esa mala especie.
Muchos que empezaron haciendo una crítica al poder, hoy dan ejemplo pasando por varios partidos, con el fin de no soltar ese poder político y de fama que se han creado, con el fin de ganar dinero, de salir en los medios de comunicación y de mantener esa especie por los siglos, una verdadera clonación mental.
Yo soy un simple ciudadano, como tú y el otro, pertenezco a un partido político, no tengo experiencia alguna en cargo político, ni mediático y mucho menos económico, ni pretendo serlo, pero sé lo que es la verdad y la humildad, no sé mentir y es aquí cuando juro ante la ciudadanía y no a la constitución, que defenderé los intereses de los ciudadanos, no solo para que vivan mejor, también para que participen junto a mí y muchas más personas en este proyecto que se llama Sí se puede y en otros que vendrán en el tiempo, porque no importa la marca, ni siquiera las personas, importan los ideales que se mantendrán en el tiempo.