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Soy soberanista canario y del mundo. Jesús Hernández.

La soberanía puede ser el arma más libertadora de todas las personas y pueblos del mundo.
Muchos habrán oído las expresiones “soberanía alimentaria y soberanía energética” como un medio de subsistencia de cada pueblo, donde los principales recursos para las personas sean adecuadamente elaborados por la misma población que la consume y, así, también ayudar a un medio más sostenible.
Otros en cambio vinculan soberanía a un nacionalismo rancio, un nacionalismo que incluso llega a tocar los límites con el fascismo, pero están muy equivocados. Países como Venezuela lo están demostrando con la soberanía alimentaria, ellos elaboran su propio programa de alimentación que a su vez se traduce en una apuesta firme por ayudar a la agricultura e industrias de alimentación con capital 100% venezolano, lo que se traduce en:
1º Una alimentación sana y controlada.
2º Disminución de enfermedades relacionadas con la alimentación, lo que conlleva a un ahorro del país en sanidad.
3º Fomento del trabajo en el campo, rehabilitación de las tierras inutilizadas.
4º Fomento de grandes empresas 100% de capital local, lo que ayuda a que el país crezca y a su vez que las grandes multinacionales desaparezcan.
No solo con la alimentación se puede mejorar la soberanía de un pueblo, sino también aplicando la soberanía al campo de la energía eléctrica, el deporte, cultural etc.
Si cada pueblo del mundo fuera 100% soberano y aplicase estas políticas, estaríamos hablando, probablemente, de otros datos de pobreza. Por ejemplo África, un continente de donde se extrae la mayoría de los productos más valorados en el mundo “rico”, como el petróleo, rubí, zafiro y corindón, si elaboraran sus productos con empresas 100% de cada pueblo africano, su situación podría cambiar drásticamente, pudiendo convertirse en países ricos, ya que exportarían esos materiales que ahora exportan las multinacionales con el capital foráneo.
La apuesta por la soberanía es una apuesta por el medio ambiente, por las personas y por la repartición de la riqueza, por eso yo apuesto por una Canarias soberana y un mundo más soberanista.